Pena Abaladoira

 
Otro patrimonio histórico

El desgaste de las rocas de granito deja en el paisaje estos grandes "bolos" o peñascos redondeados, apoyados aparentemente en un precario equilibrio sobre la base.

El nombre deriva del verbo "abalar": balancear o hacer oscilar sin cambiar de lugar. A esta propiedad se le atribuyó carácter divino desde la antigüedad, siendo lugar de culto y  rituales durante siglos.

Pena Abaladoira tiene 4 metros de alto, 4 de ancho y 5 de largo, con un peso aproximado de 20 toneladas. En la parte superior presenta sumideros o cavidades profundas y un canal de desagüe. Se aprecian restos de la posible inscultura de una "bicha", serpiente gigante con cabeza humana.

Cuenta la leyenda que en esta roca se practicaban sacrificios de animales y se vertía la sangre por los sumideros para luego purificarse con ella. Se dice que el agua acumulada en esos sumideros cura las verrugas.

Rituales de fertilidad o de éxito en la maternidad eran también practicados sobre Pena Abaladoira.

El "abalar" de la roca se utilizaba para ritos adivinatorios o para juicios y pruebas de verdad ("licium Dei"). Que la roca se moviese o no determinaba la culpabilidad, inocencia o sospecha sobre un acusado, práctica presente hasta el siglo XIII.

También pasar por debajo y conseguir moverla con una sola mano, era cura contra el reuma .

Hoy en día, por la acumulación de tierra y vegetación, no sería posible comprobar ese movimiento oscilante, lo que no resta encanto y magia a este enclave singular.