El Puente Mayor o de la Misericordia

 
Otro patrimonio histórico

Construida sólidamente en sillería y con 500 m de longitud, conserva 9 de sus 12 arcos iniciales, que datan del siglo XV. Este puente une las márgenes de la ría de Viveiro, desde la puerta de Carlos V, hasta la capilla de la Misericordia, de la cual recibe su nombre.

Sabemos de su existencia documental en el año 1224, aunque su reconstrucción comenzó en el año 1462, durante lo reinado de Henrique IV, y remató en 1544 bajo el mandato de Carlos V. Se cree que pudo haber sido levantado sobre un puente anterior de origen Romano. Actualmente conserva visibles nueve arcos, de los doce iniciales, debido a los sucesivos ensanches y modificaciones que alteraron su aspecto primitivo. Sirvió como embarcadero y también para labores de carga y descarga a través de una grúa.

En el puente podremos ver la llamada “Cruz del Rollo” una cruz de granito. Su nombre quizás esté asociado con uno de los métodos de tormento utilizados en la Edad Media. Según la leyenda, en la Edad Media aconteció una pelea entre dos caballeros y uno de ellos mató al otro. El que quedó con vida, para manifestar su pesar, mandó erigir la cruz para que la gente que por el lugar pasara, pudiese rezar una oración por el alma del fallecido. El caballero fue condenado en el patíbulo que al parecer se levantaba en el conocido como Coto de la Misericordia.

Al final del puente están la capilla del Ecce Homo y el Pazo de la Misericordia. La capilla de estilo renacentista, fue fundada en el 1603, por Rodrigo Alonso Alfeirán. Destacan el retablo neoclásico de la Asunción de la Virgen, del Altar Mayor, y los frescos historiados de la cúpula sobre la vida y milagros de la Beata Constanza de Castro, obra de Camilo Díaz Baliño (1917).

En el altar lateral derecho se venera la popular imagen del Ecce Homo, al que se rinde culto popular y al que acuden multitud de devotos el primer viernes de marzo, “día de las tres gracias”, a pedirle tres deseos. Los marineros, tienen una curiosa tradición al salir a faenar, elevan su última oración dirigiendo las proas de los barcos hacia capilla.