Dolmen de Santo Tomé

 
Otro patrimonio histórico

La palabra "dolmen" proviene del bretón y significa “mesa grande de piedra”. Se conoce también como túmulo do Curro, do Chan de Padorno o Caselo do Couso. Es un monumento funerario megalítico, auténtica joya de nuestro patrimonio arqueológico del Neolítico y Calcolítico.

Se trata de un túmulo o anta con forma rectangular y unas  medidas de 2,30 m. x 1 m. x 1,50 metros. Está formado por cuatro piedras verticales o ortoestatos, que dan forma a la cámara, tapadas con una piedra cobertora que forma una pequeña elevación artificial en el terreno. También tiene un corredor orientado al este, que coincide con la salida del sol en invierno. Este corredor conecta con la cámara interior, el espacio donde se depositaban los cadáveres con sus pertenencias. En ella se encontraron trozos de cerámica lisa y lascas de cuarzo.

El  dolmen de Santo Tomé data del Neolítico y Calcolítico (4.000 - 2.000 a. C., aproximadamente), cuando los primeros gallegos comenzaban a ser ganaderos y a cultivar la tierra. 

En estos monumentos megalíticos se realizaban enterramientos para honrar a los muertos y reafirmarse como grupo social.

En su entorno se pueden observar importantes acumulaciones de tierra y piedras, que posiblemente procedan de la carcasa o coraza pétrea que protegía el dolmen.

En el interior del dolmen podremos observar otra joya, esta vez botánica ,un musgo bioluminescente llamado popularmente oro de duende, adaptado a vivir en lugares oscuros.

Entorno a estos  monumentos existen muchas leyendas, historias y cuentos. Dicen los vecinos de la zona que " En Santomé os mouros tiñan un encanto e un escano de pedra”, haciendo referencia a los encantamientos y la presencia en  lugares emblemáticos de seres mágicos denominados "mouros", guardianes de tesoros encantados.