Casas Indianas de Ourol

 
Otro patrimonio histórico

Los gallegos que retornaron a su tierra tras hacer fortuna en América dejaron un rico patrimonio artístico que en parte se conserva en las edificaciones, que muestran los cánones arquitectónicos de la época a través de esas casas, llamadas habaneras o abuhardilladas. Todos ellos son elementos propios de una arquitectura ecléctica y ostentosa que, guardando las formas y la simetría, pusieron de moda los que hicieron “las Américas”, al contrario de los llamados “indianos de alpargata” que sufrieron el infortunio de la emigración, pero sin conseguir fortuna en el nuevo continente.

Muchos de estes emigrados que tuvieron fortuna en la emigración fueron benefactores en sus lugares de origen, realizando importantes donaciones para ayudar a mejorar la vida de sus vecinos.

De vuelta a su hogar practicaron una competición no conocida hasta entonces en su humilde entorno rural: plasmar en las viviendas toda la riqueza de la que hacían gala, tratando siempre de que su casa fuese la más bella y llamativa.

Fachadas monumentales, verjas ornamentadas, galerías, patios, balconadas, portadas, capillas privadas, jardines exhuberantes con especies vegetales exóticas, grandes pilares, exquisitos detalles, artesanías esplendorosas, laboriosos trabajos de cantería, alfeizares, pilastras, recercados, escaleras voluminosas, miradores, cúpulas…

Ourol cuenta aproximadamente con una docena de estos exponentes bien conservados, que fueron construidos entre los siglos XIX y XX. Están situadas la mayor parte de ellas a ambos lados de la carretera C-640 de Viveiro a Betanzos, sobre todo con destacados ejemplos en las parroquias de Ourol, Xerdiz, Miñotos, Vilares y Merille.

Esta tipología arquitectónica de los indianos salpica el paisaje de toda Galicia, en especial de la comarca de A Mariña en Lugo

Destaca también su singular cementerio Indiano que es uno de los cementerios más hermosos y de los más singulares de A Mariña. Fue construido en el año 1908 gracias a las aportaciones de los propios vecinos y de otros emigrados en Cuba. Cuenta con varios panteones y túmulos construidos entre 1908 y 1920 en piedra con sus columnas muy trabajadas y coronadas con cruces, santos, esculturas y otros motivos religiosos.